SOMOS UNO

No sé si porque soy muy sensible a los temas relacionados con la discapacidad, de cualquier tipo, origen y magnitud. O debido a mi pasión por conocer y fomentar la difusión de casos de éxito, desafíos superados y la grandeza moral, cívica y humana de las personas.

Quizás se deba a que me identifico y me conmueven las historias, reales o ficticias, que tratan de relaciones auténticas de amor, ya sea filial, fraternal o de pareja, pero conocer y leer en menos de 4 horas, de un solo jalón, el libro “Somos Uno”, ha resultado una experiencia cargada de gratos sentimientos y satisfacción, como pocas veces me ha sucedido con cualquier otra lectura que haya hecho jamás en mi vida.

A través de sus 61 páginas, Alicia Ayora Talavera nos conduce suave y dulcemente por un largo camino de amor incondicional, fructífero y sublime. Su asombrosa capacidad de síntesis nos permite conocer en unas pocas páginas, una extraordinaria, dolorosa, intensa, aleccionadora, admirable, terapéutica y conmovedora biografía de ella misma, de su hijo Carlos y de su familia. Una obra con una alta calidad narrativa, que con frescura y buen ritmo te transporta de un evento a otro, recorriendo diferentes situaciones y llevándote a conocer cambios drásticos en actitudes, pensamientos, y posturas ante la vida. Un trabajo que le valió merecidamente a Alicia el premio DEMAC 2011-2012 que se otorga por autobiografías o biografías a mujeres mexicanas.



Pero Alicia hace algo más que relatarnos sucesos amargos de su propia vida, no es una narración de datos o de hechos, sino que es un compartir con los lectores su alma, su corazón, y su enorme calidad humana que se ve reflejada en esta historia. Y cuando como lector vas descubriendo que Alicia te va compartiendo pasajes tan íntimos y delicados de su naturaleza humana, tu respuesta no puede ser otra que tener un enorme respeto y admiración para con esa información que estás recibiendo. Puede suceder que te sientas atrapado entre sentimientos encontrados y contradictorios, ya que por un lado, la calidad como escritora de Alicia, te hace disfrutar gratamente la lectura, pero entonces vuelves a recordar que te está compartiendo aspectos muy dolorosos e íntimos, absolutamente reales, y nuevamente sufres con ella, te conmueves, te identificas, y te solidarizas.

Ciertamente para todos nosotros es duro llevar la enfermedad o una condición de sufrimiento de alguno de nuestros hijos. Saber que esa condición en la que se encuentra es responsabilidad y resultado de la negligencia de una o mas personas en cuya profesión no caben los errores, debe ser causa de que tu espíritu se sienta tentado a generar sentimientos de odio, coraje y frustración. Superar esos sentimientos, y trascender a ellos, es un asunto reservado únicamente a seres humanos especiales, que han recibido dones singulares y enormes. Pasar por encima de ese coraje inicial, le permitió a Alicia abandonarse a sí misma para volcarse por entero a la atención de su hijo, dedicada literalmente “en cuerpo y alma” a perseguir esas pequeñas, diminutas victorias de todos los días, a través de interminables terapias, rutinas de vida, disciplina personal, sacrificio, pero sobre todo de amor incondicional.

Mas adelante adquiere Alicia consciencia de que una situación así no puede continuar por toda una existencia, ese período de abandono total de su propia vida resultó fructífero para su hijo y no le causa arrepentimiento, pero acabó con ella misma y amenazaba muchas otras cosas igual de valiosas en su vida, si es que tenía alguna. Así es como decide dar un giro y dedicarse un tiempo para poder existir ella misma también. Y es en este período cuando descubre que a pesar de tanto sufrimiento, es posible, y deseable, vivir en plenitud, con realización absoluta tanto profesional como humana, y al mismo tiempo continuar amando hasta el límite a ese frágil ser humano que Dios puso a su cuidado, ese Dios en quien ella ya no cree más, pero que probablemente sin ella saberlo la ama más que nunca.

La comunión espiritual entre una madre amorosa y tremendamente fuerte, con un hijo dañado neurológicamente, nos deja muy en claro el motivo de Alicia para titular esta obra “Somos UNO”, Alicia y Carlos son UNO, también son UNO ellos dos con su hijo mayor y con su marido, y cuando leemos este libro, también somos UNO nosotros los lectores con Alicia.


RaúlAsís Monforte González. Copyright © 2014. Todos los derechos reservados.

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