GLORIA
De
pequeño solía preguntarme quien sería Gloria para gozar del privilegio de
acompañar a Dios cuando regrese a realizar tan grave tarea, por aquellas
palabras que los católicos recitamos cuando profesamos nuestra fe: “y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos...”
Si para un adulto es hoy un poco
complicado comprender la profundidad de ese concepto, resulta aún mucho mas
complejo y confuso para un infante, no obstante que se trata de un término
ampliamente utilizado todos los días: “Esa torta de kastakán con queso en
Wayané, me supo a Gloria”. O como sucede hoy, cuando en medio de una generalizada
y difícil situación financiera, sabemos de alguien que encontró un empleo bien
remunerado y decimos que “está en la gloria”. Asimismo, si un pícher está
lanzando un juego perfecto, y en la novena entrada el bateador número 27 logra
embasarse por recibir 4 bolas malas o disparar un hit, sería de esperarse leer
a la mañana siguiente en la sección de deportes del Milenio Novedades, que
dicho pitcher “acarició la gloria”.
Para quienes profesamos la
religión Católica y en general para todas las corrientes Cristianas, podríamos
coincidir en que la palabra gloria nos remite a “un estado de felicidad y
gracia eterna producido al encontrarse gozando de la intimidad con Dios en el
Cielo después de la muerte”
Es incorrecto denominar al día de
hoy como “sábado de gloria”, aunque se sigue haciendo así en muchos lugares, ya
que desde la reforma litúrgica llevada a cabo por el papa Pío XII en 1955, se
determinó en llamar “Sábado Santo” al sábado inmediatamente posterior a la
primera luna llena de la primavera del hemisferio norte de nuestro planeta.
En este día se conmemora la
presencia de Jesús en el sepulcro y su descenso al abismo, lo que abre un
período de espera y de luto, pero una espera atenta, gozosa, en medio de una
profunda reflexión y silencio durante el día, para posteriormente atestiguar su
gloriosa resurrección.
Así que hoy, sábado santo del año
2015, te invito a realizar un serio análisis, revisa a fondo tu vida, determina
que es lo que te hace feliz y qué te lo impide, proponte abandonar el lastre y
realizar acciones que te encaminen de nuevo por los senderos de la felicidad,
de modo que alcances a resucitar a una vida mas plena y gozosa.
Por último, aunque aparte del
título no tiene absolutamente nada que ver con el tema, te recomiendo leer el
cuento “Sábado de Gloria” de Mario Benedetti, el cual puedes encontrar
fácilmente con la ayuda de un motor de búsqueda en el internet, o directamente
en el enlace: http://www.literatura.us/benedetti/sabado.html
Raúl
Asís Monforte González
©
Copyright 2015. Todos los derechos reservados
Mérida,
Yucatán a 04 de abril de 2015.
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