TRANSPORTE
La realidad es que yo comprendo
las posiciones e intereses de las partes involucradas, yo también soy
empresario y entiendo muy bien los argumentos de los elevados costos que
implica para una empresa mantener un servicio funcionando en buenas
condiciones. También me conmueve y como ciudadano me solidarizo con las
personas para quienes es una carga cubrir el costo que implica transportarse
diariamente a su centro de trabajo o a cualquier otro sitio a donde deseen
transportarse. El gobierno tiene que ponerse del lado de la población que
necesita de su protección y defensa, si no lo hace perdería popularidad y por
consiguiente los muy apreciados votos que representan, pero a la vez no puede
exprimir a los empresarios hasta el punto en que no sea rentable su negocio,
además en muchas ocasiones son buenos aliados para asuntos que también tienen
que ver con votos.
A final de cuentas siempre se
llega a un arreglo, se autoriza una nueva tarifa, quizá menor a la solicitada,
los propietarios de las unidades ofrecen hacer mejoras, y el pueblo se las
arregla como puede para cubrir esa necesidad básica. Y nunca alcanzan a verse
mejoras sustanciales en el servicio, el asunto va diluyéndose y dando paso a
nuevas noticias, hasta que de nuevo llega el momento de plantear un nuevo
aumento.
Lo que no termino aún de
comprender, es el motivo por el cual no salimos de ese círculo vicioso y
viciado, de ese espectáculo que de cuando en cuando unos presenciamos como
espectadores, y en el que otros participan como actores de una vieja y aburrida
obra de teatro, de la que ya sabemos siempre el desenlace. ¿Porqué no nos
planteamos la visión y el objetivo de resolver otros muchos aspectos más
importantes relacionados con el transporte de pasajeros y en consecuencia de la
movilidad urbana sostenible?
Me encantaría presenciar un
intenso pero constructivo debate acerca de un rediseño de rutas que permitan
resolver adecuada y eficientemente el flujo de personas dentro de la ciudad,
que se planteen soluciones modernas y novedosas a la altísima contaminación que
generan las unidades en las condiciones en las que son operadas actualmente,
que el transporte sea confortable y atractivo para todos sin importar su
condición socioeconómica, que los paraderos se ubiquen estratégicamente y se
diseñen espacios para que no se entorpezca el tránsito, que las personas con
discapacidad puedan acceder a este servicio sin problemas, que exista
información clara y confiable de rutas y horarios. ¿Será posible?
Raúl Asís Monforte González
© Copyright 2018. Todos los derechos reservados
Mérida, Yucatán a 24 de Febrero de 2018.
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