CALIDAD
En la
calidad, como en otros aspectos de la vida diaria, modas van y modas vienen. Es
así que oímos hablar de los conceptos de Calidad Total, Reingeniería, Procesos
de Mejora Continua (PMC), ISO 9000, Aenor y muchas otras teorías y
certificaciones relacionadas con la calidad.
Cuando
visitamos alguna empresa que ha decidido adoptar alguna de estas filosofías o
sistemas de calidad, es común ver letreros con la misión y la visión de la
empresa, sus valores, las 5 eses, y en no pocas ocasiones llegamos a pensar “me
gustaría que mi empresa fuera así, con tanta calidad y eficiencia”.
Sin embargo estos signos o señales externas, no
son otra cosa que una declaración pública de principios o valores universales
que deberían existir en toda empresa de cualquier tamaño y sin importar el
giro, estén o no escritas en un letrero colgado de la pared, mas bien deberían
estar escritas, o mejor, cinceladas en el cerebro y en el corazón de todas y
cada una de las personas involucradas en la organización; claro que esta labor
de “rotulación cerebrizada”, que por cierto es deber único e ineludible del
director de la empresa, no es labor fácil, es inmensamente más difícil que ir
colgando letreritos por los pasillos de la empresa; pero cuando se logra hacer
de manera eficaz, transforma a la empresa en una verdadera fábrica de éxito.
Con
todo lo anterior, no quiero dejar la sensación de estar en contra de los
sistemas de calidad que actualmente se implantan y se usan en innumerables
empresas en todo el mundo, sólo deseo resaltar la importancia de la
concientización de las personas en el sentido de hacer bien las cosas a la
primera vez; y más aún, que ese “hacer bien”, esté en función de la
satisfacción total del cliente, asegurando que la empresa reciba una justa
utilidad que le permita a los accionistas reinvertir para generar más riqueza
justamente repartida, y a los funcionarios y empleados les permita gozar de un
desarrollo humano y profesional acorde con sus expectativas y que esto se
extienda a sus familias.
Por eso
digo, vamos a entrarle a la calidad, pero de a de veras; vamos a hacer un
esfuerzo notable por conseguir que nuestras empresas destaquen por su calidad y
eficiencia, pero vamos a entrarle por el camino de la concientización, y sobre
esta base, ¿Por qué no?, vamos también a colgar los letreritos en las paredes,
vamos a certificarnos, busquemos el reconocimiento, que es tan necesario, y que
cada vez lo será más para conseguir nuevos clientes y penetrar en determinados
segmentos de mercado.
Hoy, en
el competido entorno global, las empresas nos enfrentamos al momento histórico en
que tenemos que decidir si nos disparamos hacia el éxito o nos quedamos
atascados en el cañón hasta que la pólvora se humedezca. Necesitamos entregar
magníficos productos y servicios, cobrar lo justo, administrar bien el negocio,
y cuidar las utilidades, eso nos permitirá avanzar en tecnología, ser más eficientes
y lograr la CALIDAD.
¿Te
animas?
Raúl
Asís Monforte González
©
Copyright 2015. Todos los derechos reservados
Mérida,
Yucatán a 23 de Mayo de 2015.
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