CORRUPCIÓN
Imaginemos lo que sucedería si el
suizo Joseph Blatter, Presidente de la Federación Internacional de Fútbol
Asociación (FIFA), perdiera la razón y se le ocurriese dictaminar que de ahora
en adelante, en los partidos de fútbol ya no ganará el equipo que anote la
mayor cantidad de goles, sino aquel que ejecute mas chilenas, y éstas sean las
más vistosas. Las porterías seguirían ahí, por si algún jugador deseara empujar
el balón a lo profundo de la red, pero esa dejaría de ser la premisa objetiva
para determinar al vencedor del encuentro.
Con este absurdo e improbable
escenario deseo ejemplificar los graves daños colaterales que ocasionan los
actos de corrupción cuando éstos se convierten en algo cotidiano y de uso
extendido en los negocios, y mas concretamente en las compras de insumos, y la
contratación de servicios y obras por parte del Gobierno a los particulares.
La corrupción se refiere al uso
inadecuado o abuso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima que
derive en la obtención de un beneficio personal y privado, situación que por lo
general sucede en forma secreta. Algunas de sus formas mas comunes son
sobornos, extorsiones, fraudes, malversación, compadrazgo, nepotismo e
impunidad. E independientemente de la malignidad intrínseca que este anti valor
posee, el daño colateral que puede ocasionar es altamente destructivo para
cualquier sociedad y devastador para la economía de un país.
Así como en el fútbol ya nadie
querría meter goles, los proveedores de bienes y los contratistas de obras, no
se fijarían el objetivo de entregar productos de alta calidad, libres de
defectos, ni estarían pendientes de hacerlo a tiempo o de brindar un servicio
amable, ya que esos atributos no serían tomados en cuenta para ser elegidos
como contratistas o proveedores, sino que se considerarían otras “cualidades”
muy especiales. Posiblemente alguno voluntariamente se preocuparía por esas
cosas, pero ¿cuántos cree usted que lo harían?. En un entorno como el descrito,
el sector productivo se debilitaría al perder competitividad, y se colocaría en
una situación sumamente comprometida en el escenario globalizado de los
negocios que hoy vivimos.
Otro impacto negativo sería la
disminución o estancamiento de los salarios y la consecuente aniquilación de
las motivaciones para prepararse mejor en el terreno profesional, que
derivarían en una profunda insatisfacción, mal humor, infelicidad y otros
obstáculos para la realización personal de los involucrados.
Existen indicios de que la
corrupción ha alcanzado ya en nuestro país una escala que jamás antes había
logrado, y con un descaro nunca antes visto, lo que ha disparado las quejas,
bromas, reclamos y toda clase de expresiones en las conversaciones cotidianas y
con un impacto muy extendido en las redes sociales y medios digitales.
Pero ninguna de esas expresiones
va a solucionar el problema, sino solamente el trabajo enfocado, disciplinado,
entregado, arduo, constante y efectivo, en una batalla sin descanso para acabar
con ella.
¡Dejemos de hacer vistosas
chilenas, y empecemos a meter rotundos e indiscutibles goles!
Raúl
Asís Monforte González
©
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Mérida,
Yucatán a 28 de marzo de 2015.
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