DECISIONES

Nuestro destino no es un asunto de oportunidades, es un asunto de elecciones.
William Jennings Bryan



El hilo conductor de la vida de un ser humano, sigue cauces que se ven determinados por las decisiones que va tomando. Muchas veces tomar decisiones es un asunto complicado, algunas personas prefieren contar con menos opciones para elegir, eso facilita el proceso y reduce el riesgo, pero también limita las posibilidades y la magnitud de una hipotética recompensa.

En el mundo de los negocios, este es un asunto que algunos toman en cuenta. Así, una empresa puede decidir ofertar una limitada cantidad de productos, lo cual facilita concentrarse en hacerlos de muy alta calidad y asegurar que se posicionarán rápidamente en la preferencia del público. Las marcas mas selectas de automóviles ofrecen poca variedad de modelos, los restaurantes gourmet cuentan con unos cuantos pero muy sabrosos platillos. Y un sector del público consumidor prefiere que sea así, porque quieren tomar decisiones rápidas que les satisfagan, sin dedicar mayor tiempo y esfuerzo para hacer su elección.



Venía yo reflexionando sobre estas cuestiones, puesto que estoy inmerso en un proceso de toma de decisiones importantes que ejercerán una influencia grande en mi vida en los próximos días, mientras me dirigía hacia un sitio que yo consideraba como el clásico ejemplo de un negocio con pocas opciones, mas bien solo una, y que ha logrado un éxito rotundo, la lonchería "Maria Elena", que ofrece una sola torta, así las personas que ahí acuden no necesitan esforzarse mucho para elegir de un amplio menú de delicias. Sin embargo, en pocos minutos pude darme cuenta de que el deseo de contar con una variedad de opciones, resulta vencedor sobre la pereza que a veces nos invade a la hora de tomar una decisión, así, el mismo público ha obligado a la "Maria Elena" a ofrecer variantes de un mismo y único producto estrella. Apenas su servidor hubo cruzado el marco de la puerta, la señorita que despacha grita a las cocineras ocultas tras la cortina: "Una D para acá", lo que los asiduos comensales de este pintoresco lugar sabrán que se interpreta como: "El señor desea una torta DORADA, para comer aquí mismo dentro del establecimiento", y a mí me hizo preguntarme: ¿Estaré viniendo demasiado a menudo?. Mientras esperaba, se sucedieron similares órdenes tales como: "Tres para llevar, de las tres dos con picante", luego "Otra una con picante, pero con poco", "Una con doble queso", "Dame tres con queso manchego en platos separados". Como las doradas tardan un poco más en estar listas, observé que había sobre el mostrador un tupper con empanadas que se me antojaron, por lo que solicité: "Dame también una empanada", para de inmediato enfrentar la trascendental pregunta: "¿De carne molida, o de frijol con queso?

Comprobado, no podemos evadir las grandes decisiones que orientarán nuestra vida futura, es imperativo enfrentarlas con alegría, energía y mucho entusiasmo, sin dejarle espacio a la pereza. Las buenas decisiones y también las malas, nos llevarán por un camino que frecuentemente no tiene retorno, pero que invariablemente nos dejará una experiencia valiosa. - "De carne molida por favor" dije enfático, con la seguridad de haber tomado una gran decisión en esta mañana de fines de noviembre, y que esperaba fuera la última.

- "¿Le pongo repollo y tomate?"



Raúl Asís Monforte González.

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